EL INICIO DE LA CASA DE BORNOS La Reconquista de los Castillos de Cambil y Alhabar La historia documentada del Cortijo del Chaparral de Bornos se remonta a los tiempos de la Reconquista por los Reyes Católicos A consecuencia del desastre de Moclín, sufrido por el Conde de Cabra, el Rey Don Fernando el Católico, siguiendo los consejos de la Reina Isabel, decidió iniciar la conquista de Granada por el camino más corto. Al efecto, ordenó al Marqués de Cádiz, que con dos mil hombres de a caballo, partiese para Jaén y luego, para Cambil y Alhabar, con el fin de que no permitiese salida de confidentes, ni llegada de socorros a dichas fortalezas. El día 8 de Septiembre de 1.485 partió de Jaén para Cambil, toda la gente de guerra, al mando de Don Francisco de Bobadilla, marchado solamente de noche, al amanecer del día 10, el ejército tenía sitiadas las fortalezas de Cambil y Alhabar, que carecían de caminos y estaban situadas entre montañas y bosques impenetrables. Cinco mil jornaleros, provistos de hachas, azadas y picos, abrieron un amplio camino en las entrañas de la Sierra, por el cual, pudieron pasar con las lombardas, enormes máquinas de guerra que, dirigidas por Francisco Ramírez de Madrid, fueron colocadas en montes cercanos, frente a las poderosas fortalezas, desde donde poder abatirlas. Cambil y Alhabar, estaban defendidas por los Gomerez, presos que conquistaban su libertad y redimían sus penas peleando. Era Alcaide de aquellos castillos, Mohamad Letín, hombre de confianza del rey moro de Granada, que al notar el enorme destrozo que las lombardas del ejército cristiano producían en los castillos y murallas, pidió la capitulación, que le fue concedida por el Rey. El día 21 de Septiembre de 1.485, se rindieron los castillos de Cambil y Alhabar y el día 22 fueron ocupados por los ejércitos cristianos. Cambil fue el último asilo de los “moros” en la provincia de Jaén. Su Alcaide, Mohamad Lentín, tuvo la gentiliza de ir a Jaén a besar la mano de la reina Isabel la Católica. Por los servicios prestado por Don Francisco Ramírez de Madrid, en la conquista de los Castillos de Cambil y Alhabar, el Rey le concedió en mercé y donación, por juro para siempre jamás, El Término y Heredeamiento del Cortijo de Bornos en el Santo Reino de Jaén. Título de Señor de Bornos Por Real Cédula del 2 de octubre de 1485, los Reyes Católicos concedieron el Estado de Bornos a Francisco Ramírez de Madrid el Artillero (c.1445-1501), I señor de Bornos, regidor de la ciudad de Toledo, capitán general de la Artillería de Castilla, secretario del rey Fernando, alcaide de los Reales Alcázares de Sevilla y ministro de los Reales Consejos de Estado y Guerra. Título de Conde de Bornos El Condado de Bornos es un título nobiliario español, cuya denominación alude al Cortijo de Bornos en el municipio de Cambil, creado por el Rey Felipe IV, con el vizcondado previo de Bornos y mediante Real Decreto de 1.º de julio de 1642 y Real Despacho del 10 de agosto siguiente, en favor del V señor de Bornos, Diego Ramírez de Haro y Gaitán de Ayala Guevara y Padilla, capitán de arcabuceros, caballero de Alcántara, gentilhombre de cámara del infante Don Carlos. El Rey Carlos III otorgó a esta casa la grandeza de España de 2.ª clase por Real Decreto de 23 de abril de 1780 y Real Despacho del 7 de julio del mismo año en cabeza del VII conde, Onofre Ramírez de Haro y Córdoba Lasso de la Vega, conde de Montenuevo de Río Leza, mariscal de campo de los Reales Ejércitos, gobernador de Pamplona, alférez mayor perpetuo de Motril. En la actualidad don Fernando Ramírez de Haro y Valdés, casado con doña Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, es el XVI Conde de Bornos por Orden del Ministerio de Justicia JUS/382/2013, de 25 de febrero, publicada en BOE el 11 de marzo de 2013. La pérdida del Cortijo de Bornos El 26 de mayo de 1854 falleció el XI conde de Bornos, con tan sólo 31 años. Su viuda, una mujer de carácter arisco y demente, se entregó por completo a la administración de sus fincas y cabañas, a la mortificación y a la interpretación de las señales divinas y milagros que creía ver a diario.
El 12 de enero de 1880 falleció la condesa viuda. Su hija, María Asunción Ramírez de Haro heredó su pasión desmedida por la religiosidad y la administración de fincas. En realidad, era, como ella, una completa desequilibrada, a causa de un desengaño amoroso que le atormentó durante toda su vida. En 1874 la condesa había dispuesto los esponsales de su hija con Rodrigo Vélez Ladrón de Guevara, Conde de Guevara, un apuesto teniente carlista. Sin embargo, concluido la guerra, Asunción de Belvís suspendió el enlace, temerosa de enemistarse con Alfonso XII. La condesa heredera, profundamente enamorada de Guevara, un buscavidas carente de todo ingreso, tanto más después de la guerra, decidió mantenerse célibe, a pesar de las protestas de su madre. La condesa trató de conjurar sus cuitas amorosas entregándose por entero a la gestión de su patrimonio, auxiliada por su sobrino y heredero Fernando Ramírez de Haro y Patiño, a quien llamó a su lado para ahuyentar la soledad y adiestrarle en la gestión de fincas. Asunción, abrigaba todavía la esperanza de casarse con Guevara, desaparecido desde hacía años. Pero en 1883 llegaron a sus oídos noticias de su muerte. En medio de la estupefacción y el escarnio de la ciudad, Asunción escenificó el drama de viuda desconsolada en los funerales que ordenó celebrar en la Catedral de Toledo. Presa de una profunda depresión, la condesa desheredó entonces a Fernando Ramírez de Haro y nombró nuevos legatarios a su confesor y al hijo de uno de sus criados. En uno de sus arrebatos de locura, ordenó la vuelta a Madrid de su sobrino, con el pretexto de que la sordera que padecía le sacaba de quicio. Desde entonces, la condesa se volcó en sus obras de caridad y en el misticismo religioso. Las penas que durante años había atormentado a la condesa de Bornos carecían de todo fundamento. Guevara había fingido su muerte, en espera de que el tiempo atemperase a sus acreedores y se sobreseyesen las causas abiertas por la Justicia. El momento llegó en 1898. Guevara, acompañado de su mujer y de sus dos hijos, reapareció en una fiesta a la que acudió la condesa de Bornos en uno de sus contados viajes a Madrid. El inopinado encuentro acabó por perturbar del todo el ánimo inestable de la condesa de Bornos. Guevara, con el pleno consentimiento de su esposa, aceptó su oferta de establecerse en Toledo para asesorarle en la gestión de su Estado, del que en 1906 fue nombrado administrador general de todas sus propiedades. El escándalo que ello causó en la mojigata sociedad madrileña fue mayúsculo. En marzo de 1915 falleció la condesa de Bornos. La lectura de su testamento dejó estupefacta a su familia. Asunción Ramírez de Haro había revocado el escriturado en 1883 (de que tampoco su sobrino tenía noticia) y había nombrado heredero universal de todos sus bienes a Guevara. Fernando Ramírez de Haro impugnó el testamento, alegando que Guevara había influido en el ánimo de su tía (lo que era bastante obvio) y que no había enviado al notario un codicilo firmado en 1906 en el que le restituía en sus derechos, tal y como le ordenó en su condición de administrador. Juristas de la talla de Cambó, García Prieto, Alcalá Zamora y Bugallal se involucraron en la espinosa resolución del conflicto. El asunto llegó incluso al Parlamento. La prensa encontró un auténtico filón en la historia de una condesa desequilibrada enamorada de un truhán. Finalmente, los tribunales fallaron a favor de Guevara, de manera que Fernando Fernández Ramírez de Haro sólo pudo recuperar los títulos. Pocos días después de dictarse sentencia firme, comenzó a desprenderse de sus propiedades menos lucrativas y de las cabañas. En 1926 falleció Rodrigo Vélez Ladrón de Guevara. En el momento de su muerte, tan sólo conservaba algunas fincas y dehesas, amen de sus inmuebles en Madrid. De todo ello se fué desprendió su viuda en 1932, tan pronto como comenzaron las discusiones parlamentarias de la Ley de Reforma Agraria. El Cortijo y una gran parte de las tierras de la finca original fué conservada por la familia Guevara que pasó a manos de su nieta Maria Dolores Español y Vélez-Ladrón de Guevara que se casó con Eduardo Espinosa de los Monteros y Dato, IV duque de Dato. Motivo por el cual se dice que el Cortijo de Bornos perteneció al duque de Datos, cuando en realidad era propiedad de su esposa. La explotación de la finca La finca siempre ha estado vinculada al pueblo de Cambil. Eran los vencinos del pueblo los que tabajaban las tierras. Muchos de ellos disponian de parcelas arrendadas, entragando parte de sus cochechas a la casa de Bornos. Las parcelas pasaban de padres a hijos y eran multitud de vecinos los que en verano se transladaban e incluso vivian junto a sus huerta. Para tener una idea de las dimensiones de la finca y de su importancia para los vecinos del pueblo hay que tener presente que la fincha se extendía desde la cima del monte almadén hasta el centro del pueblo. Es allí, en la plaza principal de Cambil, junto al Ayuntamiento y a la iglesia, donde en 1879 se construye la almazara de la finca, conocida como "El Conde" . Es a partir de los Guevara y sobre todo con la llegada del duque de Dato cuanto las tierras son retiradas de los agricultores para comenzar con su venta, motivo por el cual a principios de los años 60 el duque de Dato vende lo que queda de la finca, unas 1600 hectareas, a un grupo de colonización creado por vecinos de Cambil, que la dividen la finca en más de 200 parcelas. El Cotijo y las tierras colindantes pasan por distintos propietarios hasta que entre los años 1999 y 2010 se realiza la parcelación y venta de las últimas 130 Ha vinculadas al Cortijo. En el año 2005 se compra el Cortijo que cuenta con una extensión de 3 hectareas, por parte de los actuales propietarios, comenzando en ese mismo año las obras de restauración de una parte del Cortijo, dedicandosé al turismo rural desde finales del año 2007. |